Siempre rodeados por un aura de romanticismo y estoica soledad, los faros son parte indisociable de los litorales de todo el mundo y referencia fundamental para la gente del mar. Estratégicamente ubicados, estas espectaculares construcciones se alzan sobre los puntos más elevados de la costa para señalar al navegante la ruta más segura en ausencia de luz natural.
Como no podía ser de otra manera, Formentera es una isla muy marcada por los tres faros que se asientan en sus costas: el faro de La Mola, el faro de Cap de Berberia y el faro de La Savina. A ellos habría que sumar el faro de es Freus, que se alza a medio camino, en el canal marítimo que comunica las dos Pitiusas.
El faro de la Mola se asoma al acantilado de la parte más elevada de la isla, Sa Talaïassa, a más de 120 metros sobre el nivel del mar. Sus 22 metros de altura fueron coronados en 1861 tras varios años de ardua construcción. Hoy cumple sus funciones de faro automatizado y su edificación principal se ha convertido en un hermoso espacio museístico que acoge una exposición permanente que ahonda en la importancia de los faros y un espacio polivalente para conciertos, conferencias y pequeñas representaciones.
El faro del Cap de Berberia es una figura ya mítica en el universo de los iconos formenterenses. Su silueta ha aparecido en numerosas películas, como ‘Lucía y el sexo’ y su entorno, totalmente agreste, casi lunar, lo convierten en un punto de peregrinación para los amantes de las puestas de sol más místicas. Tiene una altura de 17 metros y, al igual que su hermano de La Mola, se alza sobre un vertiginoso acantilado, a 78 metros sobre el nivel del mar. Su orientación africana le valió su nombre ya que desde ese punto asomaban en tiempos pasados los navíos piratas o bereberes que azotaban las islas en sus frecuentes ataques. En verano el acceso al faro se cierra a los vehículos con el fin de proteger el entorno por lo que es recomendable tomarse un tiempo para dar un agradable paseo desde el parking situado a apenas 2 km.
El Faro de La Savina es el más discreto y pequeño de los tres, pero su función es vital para señalizar la ubicación del puerto de Formentera y el acceso al estanque natural de S’Estany des Peix, accesible y navegable para embarcaciones de muy pequeño calado (windsurf, kayaks, vela pequeña, etc). Como curiosidad cabe destacar que también funciona como luz para los aviones en tránsito. El faro forma parte de un agradable paseo peatonal que nos regala bonitas vistas sobre la isla de Ibiza y los islotes de Es Vedrà y Es Vedranell.
Y, por último, hay que mencionar el faro de Es Freus, que se asienta sobre el extremo sur del islote dels Penjats (en pleno Parque Natural de Ses Salines) y que es una construcción fundamental para la comunicación marítima entre Ibiza y Formentera. No es visitable ni accesible para el turista pero su figura, con sus características franjas blanquinegras, forma parte del paisaje marítimo que los viajeros contemplan en el trayecto y nos indica que ya estamos a medio camino de nuestro destino.
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